Incontinencia urinaria
Factores de riesgo de incontinencia urinaria
Como hemos señalado en muchos otros artículos de este blog, la incontinencia urinaria es un problema que puede afectar a mujeres de diferente edad, con diferentes realidades y debido a diferentes causas.
Y, ¿por qué se produce la incontinencia urinaria de esfuerzo? Los motivos que pueden desencadenarla o agravarla son múltiples. Algunos de ellos serán inevitables, sin embargo, otros dependen, en buena medida, de nosotras, nuestra actividad diaria y nuestros hábitos. Por ello, queremos volver a repetir algo sobre lo que incidimos siempre: si sufres pérdidas de orina, debes acudir inmediatamente a un profesional para que analice tu caso.
Introducir sencillos cambios en el estilo de vida, empezar a practicar ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico o iniciar un tratamiento médico podrían ser la clave para aliviar tu problema o, incluso, detener la incontinencia urinaria. Solo un médico podrá determinar qué se necesita hacer en cada caso.
¿A qué se debe la incontinencia urinaria de esfuerzo?
Hoy no vamos a darte la respuesta sobre qué ocurre en tu cuerpo para que las pérdidas de orina se produzcan. Ya te hablamos sobre las causas de la incontinencia urinaria en mujeres en otro artículo del blog. Hoy planteamos esta pregunta refiriéndonos a si existen factores de riesgo que determinan que una mujer vaya a sufrir incontinencia urinaria. Y sí, existen diferentes factores que son responsables de este problema. Como siempre, hablamos en términos generales, pues ya sabemos que cada mujer y cada cuerpo es un mundo.
Y uno de los primeros factores de riesgo de incontinencia urinaria es precisamente ese, el sexo. Las mujeres tienen muchas más probabilidades de sufrir incontinencia urinaria de esfuerzo. ¿Por qué? Enumerar el resto de factores es suficiente para entender el porqué.
¿Qué provoca la incontinencia urinaria?
Empezaremos nombrando algunos de los factores principales que no dependen de la mujer.
· Cuestiones genéticas. Como hemos dicho, cada mujer y cada cuerpo es un mundo. Muchas de ellas nacen con la musculatura del suelo pélvico más débil o más predispuesto a debilitarse.
· Antecedentes familiares. Si un familiar cercano padece incontinencia urinaria, automáticamente se eleva el riesgo de sufrir el mismo problema.
· Otras enfermedades. La diabetes o enfermedades neurológicas se relacionan directamente con la posibilidad de tener pérdidas de orina.
· Embarazo. Los cambios que se producen durante el embarazo (aumento de peso, liberación de hormonas…) provocan, a su vez, cambios y alteraciones en los músculos del suelo pélvico. Los tejidos se relajan y los músculos se estiran dificultando la tarea de contener la orina. En este artículo te hablamos de la importancia de los ejercicios de suelo pélvico a cualquier edad para fortalecer esta musculatura.
· Parto. Y, si los cambios que experimenta la mujer durante el embarazo suponen un factor de riesgo para la aparición de incontinencia urinaria de esfuerzo, a ellos hay que sumar las consecuencias de experimentar un parto vaginal. Durante el parto los músculos del suelo pélvico soportan la presión que ejerce la cabeza del bebé. A causa de esa presión, los músculos se estiran hasta su máximo y una de las consecuencias de ello podría ser un debilitamiento permanente que terminara ocasionando las pérdidas de orina.
· Menopausia. Otro de los grandes cambios hormonales que sufre la mujer. La menopausia podría ser clave para propiciar la aparición de las pérdidas de orina o agravar las ya existentes.
Después de hablarte de algunos de los factores de riesgo de incontinencia urinaria que no dependen de la mujer, queremos que conozcas otros en los que sí podrías intervenir para mejorar tu problema. Estos están, principalmente, relacionados con un incremento de la presión abdominal y sobre las estructuras pélvicas.
- Aumento de la presión sobre la vejiga a causa de la obesidad y sobrepeso.
- Esfuerzos abdominales y debilitamiento por el estreñimiento crónico.
- Tos crónica derivada del consumo habitual de tabaco.
- Consumo excesivo de líquidos (más de 1,5l al día).
- Consumo excesivo de estimulantes como cafeína, alcohol o edulcorantes.
- Esfuerzos físicos y de impacto que sobrecargan la musculatura del suelo pélvico.
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